martes, 18 de marzo de 2008

Calidoscopios


La hija del Titiritero

I
Empuñas el caracol,
lo enseñas

¿y esa quemadura?

un calidoscopio:

II
Zungswang

caballos de zinc atropellan a la parturienta
Una camada de peones trepa por el astil, hienden las uñas
los libros, echan parafina a las cartas, astillan los pájaros

abro el puño

III
(y entonces se recoje)

Ambos sabemos del espasmo y el tedio
conocemos la preñez y el peso de avanzar una casilla
a otra sobre los tajos amarillos del asfalto
apenas desnuda la retícula entre
un dueto de semáforos
Y el malabar articulando anillos,
sombras de neón a los suicidas de las maquinas;
la primera clava ungida
una cicatriz de traga fuego
y así la otra como una fosa lactea,
suspendiendo vértigos de sus hilos
espinas que nos sudan hasta erectar las orejas
y humillar los dedos a la limosna
intentando la seña para no delatarnos:

la calle aún hiede a semen del desentierro



IV
esta mañana
esa hija del titiritero

- pienso en el alquitrán-
que no juegue con caleidoscopios
Ofrécele un cadalso lujurioso de luz y humus,
una jeringa para amamantar
un doble de padre lésbico
aguardándola cada domingo con la propina
oculta en sus calzoncillos
o bien el vértigo con tus ojos
dolorosamente abiertos
siempre ensañados al tablero,

a cada movimiento del último peón,
que ya no querríamos recordar ni retozar de oir los engranajes
rumiando tras la corteza de su cráneo a ras de la séptima,

y que tarde o temprano empuñaría para estallarlo
contra el canto de la mesa
donde al fin jugamos

(ventana)

apenas he llegado esta mañana

Un guijarro que no quiebre
Hálitos en la cerradura,
esta sonrisa nos demacra
Y ya vamos masacrándonos
peldaño a lengua
Gajo a gajo
párpado

Hasta que la savia chorree por las paredes
Y al fin violemos la puerta como a una efigie
el cuarto todo tatuado de epitafios
siempre propicio para el rito fiel del sodomita,
Incluso esa foto ya doble al fondo del calidoscopio:

Hay maquinas muertas, durmientes aún rumiando
al chirrido de las mejillas, columpios
un sopor de remaches, suturas
al fin esporas.

Parecías tan preñada que yo no podría ungirme en carne
sin orar por el nombre que ya acurrucaba mi saliva

-fe de rata-

Ese era el encuadre:
(enseñas el caracol como una mordida)
un nombre anterior a los nuestros
mi cría en la escotilla
y que nunca sospecháramos
un racimo suspendido de las sondas
ante la secuencia del semáforo
donde el saltimbanqui aún articula
esta ventriloquia, la cabeza reventada del peón
un caballo negro acribillado en g5
huellas de bilis por toda la columna f
y un segundo después la clava resbala mentón abajo
y esa hija del titiritero aletea por el mismo fuego
que vimos devorarme en mi pesadilla:

las manos rebalsadas de mariposas
y no ofrecerlas al sol que nos humilla
-esa costra inoculada al dialecto-
ni al viejo presagio de las carroñeras en la niebla
mis manos colmadas de gusanos como arcoiris

Entonces
¿Tu y yo lamiéndonos en este óvulo negro?
No
Zunswang
Las crías no regresan de la empalizada
Ni siquiera insomnes a rasgar de sus madres
Para traernos los racimos entre sus dedos
Y enseñarnos la primera luz de sus entrañas,
Acaso la única.

Calidoscopio y así
-tampoco las honramos en proféticos
murales de okupa-

Encuadre:
Arriba los postes se fugan en el sepia,
los durmientes coagulan
y al fin te pregunto
si es esa quemadura

Empuñas el caracol

[1] Temuko, antropofagía alterna, divertimento para la oligarquía del rapé
[2] La masacre del alba.

lunes, 28 de enero de 2008

El sol en la alambrada

Lo primero es asecharse en el espejo
contener la arcada, retraer la pupila
no percatarse de los puñetazos en la puerta...

sábado, 29 de diciembre de 2007

Fe de rata

me refiero precisamente a ti.

martes, 13 de noviembre de 2007

Vulgo ciego


No solo de metal vive la fémina rumiaste al rasguñar las teclas, y yo me dilaté intentado prescindir de eso último y quizás así no pensar en el metal de las féminas, no babear más por el tajo, no prescindir del escalofrió, no caer en la cuenta de que lo fálico más bien es como una cuchara sin filo ideal para desollar a todas estas parvadas anarbaptistas, de pseudopófagos, ninforealistas, neohachisinos, ratitas burguesas (o si que disfrutaba esa alusión rumiando en mi oreja erecta), enanos con el culo retraído por eso de las lupas y el calidoscopio que vaciamos la otra noche; los maravillosos ebrios que nos enseñaban la luz mordiéndoles bajo la sotana, las intra (infra por el vulcanismo) uterinas alegóricas rancias del definitivo sol negro, el menorréico, el que destaja del fondo visual al akárido azul que canta en mi ventana, la luna de Hiroshima, el poeta ensimismado en las delicadas viseras de aquella niña pintarrajeada, el lunar que nunca pudiste sacarme, los ronroneos en medio de perras o perros o hermafroditas borrosos por el fuego del bar de turno. Eso...pretendía no detenerme en el filo de la fémina, pero el escalofrío es más fuerte y la reiteración de la misma palabra es siempre peor, como si cada vez que repites un nombre este pierda su sentido que finalmente nunca tuvo, ni su patrañita de soltar unas lágrimas, químicamente más cercanas al sulfuro que al sodio, sadomasoquístamente más cercano a un suicidio interruptis o a la primera arcada de mañana, zoroástricamente más cercano a las palomas que hoy quisiera astillar en mi puño, metafísicamente más especular a la primera imagen que vez cuando resucitas, y esto es ineluctable: una fosa láctea infinita, llena de suspiros y crujires de parturienta que camina por la calle de su cada día mas licuada ciudad y lo unico que ve bajo la grita de su planta es una imagén dudosamente impresa y !maldicón de los cantares!, es La Mujer Rota de la Frida, y entonces obviamente no puedes hacer nada sino ponertela en tu frente y seguir caminando y pensando que no sólo de féminas vive el metal.

Dije el filo del metal?...eso encarna también el filo de una fémina....Bola de Nieve acude a completar la frase de Nolly, mi compañera de infierno y siempre otra grieta al fondo de si misma.
N del E:obviamente no me hago cargo de los escriba el cretino éste.

martes, 30 de octubre de 2007

Poeta cítrico de extramuros



*A Dante lo conocí en al menos dos viajes, es decir en al menos dos Dantes, pero sobre todo una noche en Villalonga que nos cobijaba junto con Selva en una especie de taller mecánico, cuando todavía no lográbamos jugar con tres clavas. Leíamos a Artaud, me parece, también me parece que fue aquel día memorable del taller onomatopéyico con los niños del pueblo en la biblioteca, ese por el que los viejos parroquianos reclamarían tras escuchar la estampida de gritos y la mitología sobre el rito de iniciación que entre dientes nos permitimos. Trio ditirámbico!. Esa noche, una sonrisa cómplice con Selva (quien también debe estar entre mis epitafios y quizás yo en los suyos), Dante con nosotros, que solíamos caminar descalzos, y él, claro, como niño monstruo que era, con el guiño del testigo. En fin, he aquí a mi hermano Dante, y lo más importante: un poema suyo.


28/12/86
El destino le dijo
-vágale la inocencia maría
(algo de mí murió en ella
con la primer borrachera)

nunca superó verme
roto contra la pared
no pude mirarla a los ojos
aquella vez desde
(¿cómo seguía?)


“estas cosas aparecen para crear un vacío
no para llenarlo”

soporta leer mis poemas
por insistencia

la lastiman

y vuelve a preparar el mate
para relajarse

¿Qué puedo hacer si perdí la sintaxis con la vida?
Vida sintaxis perdí
tiempo tardes
tus manos perdí un día
detrás del río negro

El ritmo estoy perdiendo

Me da vuelta la cara
cambia la yerba
y pregunta -¿Dónde vas a parar?
Sin pelos ni amigos

No no el whisky no sirve y es caro
te deja como un vegetal leyendo poemitas
para nadie
te hace mear en cualquier lado
escribir
a
múltiples destinatarios

musiquitas irrelevantes mujeres
que ya no piden tus palabras

Te puede el corte de verso
todo
te puede.

sábado, 6 de octubre de 2007

sobre peripecias....

Insisto con la pesadilla de Turner, insisto con la pesadilla, más bien con un kalfu pewma, ó mejor con la idea colectiva de la reclusión psiquíatrica, la poesía, el cuento de los espejos destilados, la calladura. Es una mañana de estas, la niebla trasluce un sinuoso fondo amarillo de flores de espino, en el rio, casi el delta, vislumbro y escucho las sirenas de los botes, significa que pronto amanecerá y y que la claridad no obedece a la presencia de alguna luna, menos a una enquistada en nuestras frentes. Amanece y yo me quedo con este gustillo a veneno, a excusa, casi a un parto sin dolor. De la noche, y de mis vidas, me quedan demasiados rumores, demasiadas esperas, demasiadas cicatrices no expuestas, demasiadas invocaciones en vano, me quedan los milicos, por allá en mis primeros años, me quedan parajes como quintero, San Migel, la esquina de Libertad Con Esperanza, donde según recuerdan las crónicas mi ancestro intentó orgaizar alguna resistencia para el día de la hecatombe, me quedan los aromos de invierno, me queda algo de la Habana y Sancti espíritu, digamos los laberintos, me quedan sabores a bocas ya lejanas, también asechanzas y juicios. Me queda la última semana y su vértigo entre la intución de la luz, los orfeos, los Kerouac, los Claudio, las Anais, las... (¿decir es enmascarar?), me queda también este súbito arranque de inocencia , un rapto de conciencia, como decías por esos años, me quedan esos viejos poemas, los que sobrevivieron a las sucesivas quemas de cuadernos, los viajes a solas, como ese por el desierto argentino que nunca olvidaremos, me refiero a los que habitamos en estas manos (" las manos furiosamente eternas desetierran un manatial de sombrías voces ") Si, también eso: era un poemita que se llamó Felinos por aquel entonces, quizás un epitafio a las postreras conductas amatorias, especialmente las de los gatos heridos que tardan un tiemo en recuperar su locura, su suicidio escénico. ¿Sería.?. He enumerado algunas listas, reconstruido....¿pero qué?

martes, 2 de octubre de 2007

apariciones....


Al parecer el momento ha llegado: de pronto los signos han cambiado su curso y me encuentro nuevamente a punto de jugarme el pellejo....y es inevitable despues de ver que “estabas tan sóla que parecias un laberinto” y ahora ya no podría dudar de que uno escribe ciertos versos proféticos de vez en cuando, especialmente si no puedes vislumbrar el rostro....hasta unas noches despùes, precisamente esas en la que sospechas que quieres rasgarte de una vez y si lo quieres pero el habla y los silencios precisos no te brotan, te traicionan tus mismas traiciones, las antiguas, y te guardas del roce, de abrirte una nueva cicatriz. Pero ya amaneció y el día es gris como una pesadilla de Turner, o un par de náufragos solitarios que se aguardan mutuamente. Y a eso otra mínima profecía (aunque esta vez sólo son las apariciencias las que han mutado)...: por eso ya me decía que un viajero es dos seres que comparten celosamente el silencio...si si, ya me había recordado de aquello, y también de lo que se sentía realmente encerrar una carta en una botella y guardarse de delatar un nombre.

Quizás es por eso que he pasado tantos años dibujando féminas sin rostro, quizás es por la misma caminata que siempre desemboca en una huída, en un parto luminoso, en las letras tibetanas que dejas para que nadie las traduzca.

¿Entonces hablamos? No lo sé, demasiadas emboscadas, uno que otro cabello de botín, la vela roja que precisamente anoche murió, obvio que no crees en eso, ( hoy la cambié.)


Pero es otro encuentro el que quiero contarte, uno que seguramente no recuerdas, uno de esos que mucho tiempo después se cifran en los epitafios o en la arena....y si supieras como me callo!,...(no puedo evitar sonreirme) si supieras eso y que el no contarte lo que vi anoche significa eso....que me callo por ahora, que borro lo que escribía más abajo, que llevo esa sensación de parto anegada en los ojos.
La imagen es sólo una evocación.

sábado, 29 de septiembre de 2007

Xoon

I
Ese sol tan silencioso sobre la ciudad
la quemadura, los gajos,
un tropel de huachos mal alucinados
bullendo hacia un perro acabado de parir
y en el que tampoco encontraste nada
sino lo belfos asombrados
por el cielo de las charcas
donde mismos los borrachos asechan la cadencia
y al fin sonríen una plegaria para humillarnos,
sin sospechar del festín que les traíamos bajo la falda.


III
Mientras el chasquido eléctrico
del osario del Onaisin se pudre
en los tímpanos muertos de los insomnes
y la niebla cala hasta el tufo del matadero/
a la intemperie de los neones
los viejos suicidas lamen el último sorbo de la cacería,
la caña ya les chorrea la comisura
por recuerdarse empotrados
contra una sábana vacía,

Sólo un sorbo más


IV

Al crepúsculo los velámenes
regresaban a fundirse con la herida del sol,
las mascaras bullían porque poseían los rostros
y volvían a crear el mundo
que otros llamaríamos espejo.

(de Xoon)

Modus Operandi IV

Nuevamente este humilde cronista se devana los sesos intentado reconstruir una historia a todas luces imaginaria. Pero no hay que dar marcha atrás, por el momento, sino que encriptar los racimos, y por ende las uvas que sospechábamos morenas, y dejar a nuestro odioso peregrino profundizar en su estética de la masturbación fervorosa, o sea aguardar, siempre aguardar. Por el momento este cronista se nos calla.

domingo, 16 de septiembre de 2007

Suicida interruptis (iii)


Hoy ha sido un dia doble, o al menos prendado de un raro salvajismo donde los propios reflejos nos juegan traiciones espontaneas. En fin, quien lea esto podrá sentirte aludido o no, ambas suposiciones son correctas, y lo único sensato es decir que nuestro querido suicida cítrico ha desvariado por las calles, ha cometido lo que un segundo antes podría haber sumado a su lista de traiciones: me refiero al ensañamiento de los astros que impulsan destinos contradictorios, o sea que se miran con sangre en el ojo,especialmente si después de un abrazo acuchillante con el pasado, de esos que suelen resultar en las esquirlas de pasado mañana, ne preciso lapsus, un aerolito se incedió contra la órbita. En fin, nuestro querido cítrico caminó a eso de las siete de la tarde, abrazó y fue abrazado, intentó jugar con las palabras precisas, aunque estas se mezclaban brutalmente con las pulsaciones de la sangre, y las sinceridades mas odiosas que él escucho utilizando todoas sus dotes actorales para mamarselas con serenidad (al menos con toda la que supo lograr)....pero el ausnto no es ese, ni menos rememorar los nexos espirituales entre un cítrico, un yonki, y un simbolista, nada de eso, sólo hacemos esta cronica, con demasiado guiño de crónica, para abultar los volúmenes sobre teoría del suicidio que ya hemos venido esbozando (nos guardamos la interpretación, claro), y demostrar así que el mínimo rumor en el asombro, o incluso en la desesperación de aferrarse (dijimos ya que los suicidas aman encarnizadamente a la vida y por eso quieren amputársela?), implica la disrrupción total en su única obra de arte, es decir en la de su desaparición perpetua.


La única pregunta es si realmente podemos matar a un muerto.
pd: la imágen corresponde al tipejo que escribe el blog y se supone que es un cítrico a un segundo de despertar.